“Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió nada vivo real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, -se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran... Lo que es no deviene; lo que deviene no es” (F. Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos 45 - 1889).
Este fragmento de Nietzsche nos lleva directamente al giro que propone Lacan, muchos años después, al postulado de Descartes, diciendo "pienso donde no soy, ergo soy donde no pienso”.
Dichos postulados nos permiten abordar al sujeto, en tanto sujeto del inconsciente, quien no tiene un ser sino que, posee un cuerpo que, cada vez que se dice se descompleta.
Se descompleta por la imposibilidad misma, de nombrar o representar la totalidad de lo real en que ésta imagen de cuerpo (que posee) y la letra (que lo dice) se inscriben.
Dichos postulados nos permiten abordar al sujeto, en tanto sujeto del inconsciente, quien no tiene un ser sino que, posee un cuerpo que, cada vez que se dice se descompleta.
Se descompleta por la imposibilidad misma, de nombrar o representar la totalidad de lo real en que ésta imagen de cuerpo (que posee) y la letra (que lo dice) se inscriben.
Maximiliano Drube