Inscripciones anticipadas: Sede del CIEC. Mariano Moreno 36. Te. 425-3159
Aranceles: $150. Cupos limitados.
Argumento:
Época de lo múltiple, de múltiples modos de gozar regidos por identificaciones débiles, en apariencia consistentes que proponen un armado del cuerpo hecho de estereotipos del lenguaje.
Por otra parte una clínica definida por la coherencia de las grillas, hechas de palabras torpes que concuerden con los estándares al servicio del fármaco. Abordajes psicoterapéuticos que no van más allá, en el uso de la palabra, de la envoltura y la forma.
Los síntomas son los síntomas de las formas prefijadas en manuales o peor aún en la divulgación de fácil acceso mediático.
Paralelamente se cree poco. Es así, entonces que los cuerpos son escenario del ensayo de los múltiples toques de apariencias y de un régimen de incredulidad.
Para el psicoanálisis la clínica, como ensayo de verdad, no puede decirse toda. Más bien hay la divergencia de los lenguajes. En el campo del lenguaje, como la función de la palabra, para abordar los sufrimientos de los cuerpos, hay un radical apartamiento de los significados.
Para Lacan la pulsión se arraiga en el cuerpo intrincado por "un decir". Eric Laurent nos dice: "El síntoma es un mensaje que está estructurado por un lenguaje –y-se añade a esa envoltura formal, una materia propia de la demanda que subvierte todas las clasificaciones previas, que atraviesa la pantalla del sujeto hablante." Síntoma como modo de gozar haciendo de límite al sentido.
Lejos de las significaciones universales quedan restos incurables (acontecimiento de cuerpo) que le posibilitan al sujeto un saber y hacer más propio con el cuerpo a través de la experiencia de nuestra práctica.
Los psicoanalistas a la altura de la época, quiere decir, presentes y atentos a las expresiones y usos de los cuerpos, trama y urdimbre de cultura y pulsión. "Cuerpos, hechos de palabras".