viernes, 28 de junio de 2013

SEMINARIO INTERNACIONAL

Lo que Lacan sabía de las mujeres

Lo que Lacan sabia de las mujeres
Publicado el 16/06/2013 - E l evento, el primero en realizarse en esa ciudad, contó con el auspicio de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), la New Lacanian School y la Universidad Jacques Lacan.
Una de las preguntas que ordenó las exposiciones era si el psicoanalista francés fue capaz de pensar a las mujeres del siglo XXI.
Pero quizá lo más entrañable resultó la llegada de los psicoanalistas cubanos, que lejos de la imaginería gusana, dieron una muestra de rigor conceptual y honestidad intelectual que no descartó en ningún momento el amor por su país de origen.
Así lo hizo saber Mario Pérez, cubano hoy radicado en los Estados Unidos y moderador del encuentro, cuando argumentó que el descubrimiento más importante de Freud “fue la cuestión del inconsciente”.
Pérez estudió psicología en Cuba, donde Lacan y Freud fueron rechazados a causa de la influencia soviética en los 60. En la Universidad de La Habana, el psicoanálisis fue excluido desde el año 1962.
“Cuando estudiaba en Cuba, Freud no era parte de los estudios oficiales; estudiábamos manuales. Freud, el psicoanálisis, eran considerados como una formación teórica burguesa, reaccionaria, que no era solidaria con el hombre nuevo. Los psiquiatras y psicólogos soviéticos venían con la idea de establecer una escuela `pavloviana`”, cuenta.
“Yo empecé a leer y a estudiar a Freud con Carlos Acosta Nodal, del Hospital Calixto García, que había formado parte del movimiento psicoanalista cubano”, precisa Pérez.
“En 1989 fue a La Habana una psicoanalista argentina, interesada en trabajar en asuntos relacionados con Lacan. Pero no encontró ninguna respuesta”, agrega.
“Ella terminó formando un grupo que se convirtió en el Grupo de Estudios Psicoanalíticos de La Habana, ahora sede de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), una organización mundial de gran prestigio, fundada por el yerno de Lacan, Jacques-Alain Miller, con varias sedes mundiales, y varias en Latinoamérica”.
Pérez dice que existe “una desanimalización del ser humano en el momento en que se entra en el lenguaje. El animal salvaje sabe qué hacer con su congénere, sabe que es del otro sexo y eso es lo que llamamos instinto. Tiene una información genética que no falla jamás”.
Sin embargo, apuntó, el hombre y la mujer tienen que arreglárselas solos con su sexualidad, de eso es de lo que no se quiere saber. Es un rechazo del inconsciente producido por la cultura”.
Y concluye: “El lenguaje introduce una extracción. Una vez que se codifica la sexualidad lingüísticamente se produce una pérdida. Se extrae algo del gozo primario. Se puede ver esto en el `Proyecto de una psicología para neurólogos de Freud`”.
Lacan “creía en el tiempo del inconsciente, en la sesión del tiempo variable, que no era el tiempo del reloj. Sucede como en el cuento «El Aleph» de Jorge Luis Borges. Te despiertas después de un instante y ya han pasado cinco horas, eso es la temporalidad del inconsciente”.