jueves, 7 de abril de 2016

Fundamentación Ciclo de Cine y psicoanálisis 2016: ¿Que ves cuando me ves?


Hoy nos encontramos en una época en donde el poder de la imagen domina, en este sentido el cine es un espejo de la realidad actual, nos pone a ver lo que acontece; y cada historia y cada personaje resonarán en lo más propio de cada uno. Ese efecto que solo el cine puede generar, y que produce un sinfín de sensaciones que nos atraviesan y se experimentan con el cuerpo. El cine es el arte por excelencia de nuestra época.
 El cine y el psicoanálisis nacieron casi juntos; el psicoanálisis de la  mano de la ciencia y  el cine del arte. Las dos tocan, señalan, construyen, recrean algo de la verdad de la subjetividad humana.
Lacan, desde el psicoanálisis,  nos enseña que el arte organiza alrededor de un vacío, abriendo así el camino hacia la dimensión de la mirada.
El creador suple con la producción de su obra el débil sostén fálico. El magnífico enigma del artista es el saber-hacer-ahí. Pero también hacer gozar al ojo y al cuerpo que va con él.
Los ejes de nuestro Grupo de Investigación de Cine y Psicoanálisis este año serán el cuerpo, la imagen y el goce;  en base a estos conceptos también se realizará la elección de las películas para el Ciclo: ¿Qué ves cuando me ves?
Partimos de la noción de cuerpo para decir, desde el psicoanálisis, que lo que caracteriza al ser humano, no es el hecho de que es un cuerpo, sino que tienecuerpo.
 El cuerpo es una construcción imaginaria y simbólica,  por eso mismo, puede perderlo a cada rato. El cuerpo es el instrumento con el que el hombre habla.
En un primer momento el cuerpo es una imagen que se obtiene a partir de  un otro, de la imagen en el espejo que el otro, semejante, le devuelve de sí mismo.
En un segundo momento el cuerpo-imagen es penetrado por la palabra; el ser humano está condenado, aún antes de nacer, a estar inmerso en el campo del lenguaje y por lo tanto a una pérdida irremediable; no todo lo que nos pasa en el cuerpo podemos decirlo.
 Pero también el cuerpo es algo que se goza, es lo que nos da cuenta de que estamos vivos; el cuerpo es sustancia gozante.
En la época actual donde todo está permitido, junto a la caída de los ideales, el empuje al goce sin medidas, sin trabas, precipita a los cuerpos hacia una satisfacción mortífera.
En el siglo XXI existe lo múltiple, vivimos en una época singularmente competitiva, que inhibe la formación de la subjetividad. Es el auge de las redes sociales y de la saturación de imágenes.
El cuerpo es cada vez más dominado por la ciencia, y el discurso de la ciencia se funda en la expulsión de la subjetividad.
Hoy el cuerpo ocupa un primer plano, el cuerpo y sus imágenes, sobretodo en el uso que se hace de esas imágenes, en la publicidad, las promesas de embellecimiento, de modelación del cuerpo a partir de nuevas técnicas, hasta el avance de la tecnología médica con una oferta lanzada al mercado que va desde el botox hasta las cirugías reparadoras con un mensaje subliminal de la juventud eterna. Exigencias que desbastan a los sujetos empujándolos en algunos casos hasta la muerte.
Frente a este panorama ¿Cómo hacer desde nuestra orientación psicoanalítica para  acotar el goce incontrolado de los cuerpos?
Nuestra clínica, que toma como paradigma la angustia y el acontecimiento del cuerpo, demuestra como el tratamiento, por efecto de las palabras, y tomando al cuerpo como lugar de inscripción de la estructura significante, posibilita un modo de gozar más vivible.
El desafío del psicoanálisis será entonces, interpretar la subjetividad de la época y  elucidar qué lugar tiene el cuerpo hoy, alojando la singularidad de cada sujeto y reconociendo los diversos modos de goce de la actualidad.