jueves, 13 de octubre de 2011

NADA EN QUE AMARRAR Cuáles son las identificaciones dominantes.


El título de este encuentro es tomado de la letra Fito Paez, de un tema musical de 1985. El trac de Fito, si bien representa la angustia por el asesinato de sus tías, refleja también dos rasgos de la época actual: el consumo como modo de taponar la angustia y la pérdida del sentimiento del otro como semejante. Más bien el otro actual es señal de amenaza.

El psicoanálisis en la época actual da testimonio con su clínica de la eficacia en el abordaje del síntoma y de la angustia. Transferencia mediante, ese lazo absolutamente particular sostiene y genera un interés, un goce y un deseo por el psicoanálisis que ha resultado ser indestructible. El psicoanálisis más que dar sentido a los logros y éxitos de la civilización, se interesa más bien en los obstáculos de cada época. De eso que Lacan denominó “real”.

He aquí lo que el psicoanálisis realiza, una captación, una atención a lo real (es decir, el sin sentido) de cada época. Lo real “es lo que anda mal, lo que se pone en cruz ante la carreta, más aun, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese andar” *.

El siglo XXI ha sido la desregulación de todas las instancias simbólicas. Subjetividades del sí mismo y de la conciencia, subculturas formadas por el placer de la transgresión más que por el deseo y la fragilización del lazo afectivo. La violencia es uno de sus efectos. A todo esto Lacan llamó la declinación del Nombre del Padre.

La tarea del psicoanálisis en la actualidad es captar los significantes amos que condensan las identificaciones de los sujetos. Estos significantes permiten comprender las relaciones sociales actuales, los comportamientos de los sujetos y la modificación de las estructuras simbólicas hasta ahora conocidas: la familia, la amistad, el amor, las instituciones. La era de la técnica, que en parte ha producido la declinación del nombre del padre, impone un saber absoluto cientificista capaz de explicar toda subjetividad. Y el otro, que antes era un semejante o bien una autoridad, pasa a ser a un objeto, más que un sujeto.

Se considera muchas veces la tarea del psicoanalista a aquello que se realiza solamente en el consultorio, es decir, la clínica. En parte es verdad, ya que la experiencia analítica es una relación particular entre un analista y un analizante.

Pero en la orientación lacaniana, cuyo movimiento inauguró, trabaja y sostiene Jacques Alain-Miller, la clínica se anuda a la época y al campo social para sostener al sujeto del inconsciente como lugar donde es posible el deseo. Razón por la cual el derecho, la filosofía política y la pedagogía recurren al psicoanálisis como recurso teórico para la elaboración de salidas posibles ante los impasses de la civilización.

Los invitamos a esta reunión, para conversar y reflexionar.

Francisco E. Ruiz

Responsable de Biblioteca del CID Sgo. del Estero

*J. Lacan, La Tercera.